Estos días mi hija Nuria esta deseando que le caiga un diente, me parece que en su clase hay algunos niños que les ha visitado el ratoncito Pérez. Pero creo que ella va a tener que esperar, si hay una relación desde cuando te salen a cuando te caen.., me acuerdo que fui al pedíatra cuando cumplió un año toda asustada porque no tenía ni un solo diente, al poco tiempo le salieron todos a la vez. Así que si sigue la misma línea, le quedan unos años sin la visita del ratocinto Pérez.
Yo me acuerdo cuando era pequeña la ilusión que me hizo poner bajo el colchón mi primer diente y al día siguiente despertar y ver un billete (de 100 pesetas!!!, un tesoro), incluso recuerdo hasta lo que me compré, un puzzle de blancanieves. Yo soy muy despistada y no recuerdo casi nada, pero esas son de las pocas cosas que no se me olvidan.
Os cuento un preciosa historia, la verdadera historia del ratoncito Pérez, acompañado de un vídeo , que seguro,os arranca una sonrisa.
Esta historia comenzó en el fondo del mar, dónde habitan las más extrañas criaturas, donde los peces parecen plantas y las plantas aparentan ser animales. Es allí, en aquel lugar encantado donde vivía una ostra.
Esta ostra como todas las demás ostras, se pasaba los días y las noches trabajando en construir una perla. Ella quería que fuera la perla más hermosa, más brillante y más blanca que nadie hubiera visto jamás.
Una mañana cualquiera, cuando la ostra se despertó, se dio cuenta de que su perla ¡había desaparecido! Después de buscarla infructuosamente, su amigo el pulpo la halló llorando.
-¿Por qué lloras? –le preguntó
-He perdido mi perla y no puedo hallarla –respondió la ostra
-Voy a ayudarte –prometió el pulpo
El pulpo subió a la superficie y entre la espuma de las olas halló a su amiga tortuga, ésta a su vez, encontró a su amigo el ratón, que se hallaba tomando el sol en la playa. Así uno tras otro, se comprometieron en ayudar a su amiga ostra.
-¿Cómo es una perla? Preguntó el ratón cuyo apellido era Pérez.
-Es blanca, pequeña, dura y brillante -respondió la tortuga.
El ratón buscó y rebuscó entre la arena hasta que encontró una moneda de plata blanca, dura y brillante, pero era muy grande... Luego encontró un botón blanco y brillante pero no era tan duro, ya que pudo romperlo con sus dientes. Más tarde encontró una piedra, que era blanca y dura, pero no era brillante.
Muy triste volvió a su casa, sin saber como ayudar a la ostra.
El Ratón Pérez vivía en un agujerito en la habitación de un niño y para animarse un poco decidió pasearse entre los juguetes, mientras el niño dormía.
De repente encontró lo que buscaba: sobre la almohada del niño había un dientecito que el niño había perdido unas horas antes, era ¡blanco, duro, pequeño y brillante! El ratoncito lo tomó entre sus manos y lo miró maravillado, pero no quería llevárselo sin dejar nada a cambio.
Buscó entre sus bolsillos y encontró la moneda de plata que había hallado en la playa unas horas antes y la dejó allí... a cambio de su tesoro.
El ratón corrió a la playa y le dio el diente a la tortuga, la tortuga al pulpo, y el pulpo a la ostra. La ostra se sintió feliz, lo cubrió con su concha y finalmente pudo dormir tranquila.
Desde entonces Ratón Pérez recorre las habitaciones de los niños recogiendo dientecitos y los lleva a la playa donde las tortugas los reciben. Ellas se los dan a los pulpos, quienes a su vez se los dan a las ostras que han perdido sus perlas.
Claro que a todos nos asalta una pregunta ¿quién se está robando las perlas de las ostras? y ¿dónde consigue el Ratón Pérez tantas monedas para dar a los niños?
Hemos escuchado de muy buena fuente, que Doña Ratona Pérez tiene una tienda donde vende unos hermosos collares de perlas... y quien se encarga de guardar el dinero de la tienda en el banco es su esposo el ¡Ratón Pérez!
FIN
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4 comentarios:
Pues no sé yo si me parece bien que la Sr.Pérez se dedique a vender collares de joyas robadas... aunque bueno,todo sea por hacer feliz a un niño! :D
El vídeo es genial!
Besos,
Nür
Si Nür es mejor así, peor sería que le robara los dientitos a nuestros chiquis ...:-)
me encantó la historia ya la exporté a mis sobrinitos de Argentina .
besitos.
como a tu hija le caigan todas al mismo ritmo que le salieron... ya te veo haciendo papillas otra vez! :) :)
Besicos! Laura.
Me ha encantado la historia!!! :-) Pero creo que le voy a cortar el final... :-)
Besos,
Mariajo
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